Un choque trae consigo muchísimas consecuencias. Daños al vehículo, lesiones físicas, oportunidades y tiempo perdido, y trauma en muchos casos. Es este último en particular un asunto que muchas veces pasa desapercibido, hasta que la persona que padeció el accidente tiene que volver a ponerse detrás del volante. Y no solo puede afectarlo a usted si es quién maneja, los pasajeros, incluso los niños, también se encuentran vulnerables a sentir ansiedad y temor a la hora de subirse a un auto de nuevo.
Cómo distinguir si lo que me está pasando es estrés post traumático
A veces, los sentimientos de miedo abrumador persisten o incluso pueden empeorar pasado algún tiempo desde el accidente. Algunas sensaciones que puede experimentar y que son indicadores de estrés post traumático incluyen (enlace en inglés):
- Inquietud general y reiterada
- Irritabilidad, preocupación o enojo
- Ansiedad a la hora de manejar o subirse al coche
- Dificultad para conciliar el sueño y pesadillas
- Recuerdos reiterados del choque
- Desconexión de eventos o personas
Asimismo, existen otros factores que pueden contribuir a incrementar las posibilidades de que usted desarrolle estrés post traumático. Algunos de estos incluyen previo estado de depresión o ansiedad, si usted ha pasado por otro evento traumático como agresiones, violaciones, otros choques o desastres naturales, si alguien resultó herido en el accidente o si este puso en peligro su vida.
¿Qué medidas puedo tomar para perder el miedo?
- Consultar a un profesional
- Mantenerse activo y ejercitar
- Hablar no solo con terapeutas y médicos sino también con familiares o amigos
- Ser un conductor defensivo
- Tratar de reestablecer su rutina
El sufrimiento (enlace en inglés) y angustia emocional que usted puede sufrir como víctima de un accidente pueden ser compensados. No solo el dolor físico amerita ser contemplado en el resarcimiento, el emocional también. Lo vital es presentar las pruebas que demuestren que el otro conductor fue responsable por estas lesiones y que estas son consecuencias directas del accidente.
Ningún trauma es “normal” y ninguna víctima debería afrontarlo sin recibir ayuda profesional.